jueves, 17 de enero de 2013
Hace
tiempo me levante de mi maldita caída me levante orgullosa de mi misma y de
cada una de mis hazañas en el campo de batalla. Pero ahora, es tan simple y
directo que me doy cuenta que todas las lágrimas expulsadas por estos ojos solo
han valido como castigo, como una simple atracción del destino que se dedica a
manosear mis sentimientos. Si, hoy estoy igual de perdida que ayer, y que antes
de ayer, y que de hace meses. Hoy siento que la lucha no ha servido para
absolutamente nada, solo para aprender a fingir que las palabras dolorosas no
te importan aunque cada día se claven un poquito más en tu corazón y se hagan
más molestas. Y es que el dolor no se esfuma simplemente ahora es suministrado
en estas venas como una droga pero en dosis más pequeñas. Porque por mucho que
sea la fuerte, sigo llorando para demostrar no que soy débil si no que llevo
siendo fuerte demasiado tiempo. Me puedo hundir pero siempre en el rinconcito
de mi habitación. Llámame cobarde, pero
yo no he venido aquí para sentirme así, ni para no querer despertar cada día,
prefiero fingir estar bien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario