Hay que seguir siempre
hacia delante, y hay veces que la cuerda que sostienes, no da más de sí. Puedes
tirar con todas tus fuerzas, que lo único que consigues es agotarte, quemarte
las manos intentando seguir avanzando, y retroceder dos metros por cada metro
adelante. Ahí, en ese punto de inflexión tienes tres opciones; la primera,
quedarte ahí, sentada, esperando a nada, perdiendo el tiempo, la esperanza y
alargando la agonía; también puedes seguir tirando, pero la cuerda
acabará por romperse, y tú acabarás en el suelo; y por último, puedes soltar la
cuerda y seguir, sin mirar atrás.
Cuesta, y
mucho, nadie ha dicho que esto vaya a ser fácil, pero lo que si es verdad, es
que llegas mucho más lejos llevando tu propio peso que tirando de algo que no
se mueve....
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